Mientras llueve
No me deja
salir el aguacero
pertinaz. Y en la tísica calleja,
debajo del alero,
se queja un organillo. Dulcemente
me arrulla con su queja
mimosa el organillo plañidero,
mientras yo mentalmente
musito dormitando: No me deja
salir el aguacero
pertinaz. No me deja
salir el aguacero.
Tarde de verano
La sombra, que hace un
remansosobre la plaza
rural,convida para el
descansosedante, dominical…
Canijo, cuello de ganso,
cruza leyendo un misal,
dueño absoluto del
mansopueblo intonso, pueblo asnal.
Ciñendo rica sotanade paño,
le importa un higola miseria
del redil.Y yo, desde mi ventana,
limpiando mi fusil, me digo:--
¿Qué hago con este fusil?
Un caso
Mi parienta, magra y fría,
solteronamente fea,
con nostálgica atonía
piensa en cosas de su aldea…
Quiere vivir con su cría
de palmípedos. Desea
manejar en la alquería
diariamente la polea
del pozo, oír en ayuna
su misa y tragarse alguna
que otra eucarística oblea,
sin tiznar el pensamiento
con el sexto mandamiento
pornográfico. Así sea.
In pace
Cruza el arroyo el solitario entierro
de un pobre. Es natural
que le acompañe un perro
bajo la indiferencia vesperal.
¿De qué murió? Sería
de bulimia, es decir,
de no haber visto la panadería
con ojos de fakir.
Y ahora va, como inútil adjetivo,
despanzurrado dentro de un cajón
de tablas de barril. –He aquí un motivo
para una cerebral masturbación.
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